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Obispo y Doctor de la Iglesia. Su excepcional elocuencia le mereció el nombre de "Crisólogo" (palabra de oro).
Se conservan de él 160 homilías, densas de doctrina, claras y amplias y admirables en la forma. Ellas son las que le mantuvieron su recuerdo en la posteridad y le merecieron el reconocimiento en la Iglesia como Doctor excelente.
Fue designado arzobispo de Ravena y se desvivió por su Diócesis. Con ocasión de su llegada dejó escritas palabras sabias sobre el obispo: "Es un hijo de la Iglesia, un hijo que no la abruma con su peso, ni la conmueve con la intriga; un hijo que recibe a los peregrinos, sirve a los que obedecen, obedece a los reyes, colabora con las Potestades, da el homenaje de la reverencia a los ancianos, el de la bondad a los jóvenes, a los hermanos el del amor, el del afecto a los pequeños, y a todos el de una servidumbre libre por Cristo". Este programa de vida fue por él realizado en labor pastoral, hasta su muerte acaecida en Imola el 3 de Diciembre de 450.
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